28 de agosto de 2015

Volando buitre


Mis dedos sangran y piden más rasguños.
Se olvidan de los verbos
y se sueltan de los artículos para coserse a la roca,
donde se dejan las huellas dactilares.
Reventados y nadie.
Liquen.

La mochila, ligera,
incluye el embarazo sólido de mis ojos.
Revive el ecosistema autónomo del interior de la furgoneta caracol.
Musgo entre las plumas enmarañadas de mi melena.
Apenas queda más mundo del que abarcan las zapatillas rotas,
sólo el viento, sólo el río,
la luz helada que me quema
y la extensión de mi cuerpo que late en el otro extremo de la cuerda
blandiendo la anarquía irreverente y provocadora que supone
ponerse de pie sobre las cumbres de las agujas.

Liquen. 
Necesito todos los friends y fisureros que podamos reunir entre todos
para asegurar mi cuerda al calendario
o desapareceré entre las nubes volando buitre.































Foto: Ojos Pirenaicos, David Ruiz de Gopegui.










Foto: David